Robles de Laciana está rodeado de un entorno privilegiado. La naturaleza del lugar se muestra en estado puro. Y si algo caracteriza a la zona son los parques naturales que tiene en los alrededores. A 90 kilómetros de la casa rural La Bolera, ya en el Principado de Asturias, se encuentra un parque natural con montañas de altos contrastes. Se trata del Parque Natural de las Ubiñas y de la Mesa, que es reserva de la Biosfera por la Unesco desde julio de 2012. Tiene una superficie de 45.162 hectáreas y se sitúa en el área central de la Cordillera Cantábrica. Los contrastes entre las abruptas montañas y los frondosos bosques lo caracterizan y su conservación es claro ejemplo del turismo sostenible de la zona. Destaca, entre todos, el Macizo de Peña Ubiña, la segunda montaña más alta del parque, sólo superado por los Picos de Europa, que posee alturas superiores a los 2.400 metros.
Parque Natural de las Urbiñas y la Mesa. Imagen cortesía de www.puertadeasturias.es
Un Parque con gran riqueza natural
Una peculiaridad del Parque es el paisaje glaciar que se muestra especialmente en el valle de los Puertos de Agüeria, considerado uno de los rincones más hermosos. Se pueden encontrar depósitos morrénicos que se han arrastrado por el glaciar y cursos de agua en forma de meandros y charcas. También es importante destacar el modelado kárstico que se provoca a partir de los ácidos carbónicos de la lluvia y que dan lugar a frecuentes dolinas, uvalas y simas. Los Puertos de Marabio es otro ejemplo del modelado kárstico que el turista debe contemplar. Sin duda, un Parque Natural con una gran riqueza paisajística que se une a la exclusividad en la fauna, de poder observar dos especies en peligro de extinción y protegidas: el urogallo y el oso pardo.
Riqueza arqueológica y tradicional
A la riqueza natural que posee el Parque se une un importante patrimonio cultural. Desde la riqueza arqueológica de la zona hasta las tradiciones artesanas de la población de la zona. Estos dos son motivos clave para ser un entorno protegido. Se pretende preservar no sólo el paisaje o el ecosistema, sino también las tradiciones y folclore característicos del lugar, en definitiva el medio natural. Los pastores, los vaqueros o los ganaderos son parte del Parque, y sus labores y su forma de vida se quieren conservar de la misma manera que el entorno o la fauna.
