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Truchas del río Sil: sabor auténtico de la cocina lacianiega

La trucha del río Sal ha sido durante generaciones un alimento esencial en la cocina rural. Especialmente en los meses de verano, cuando el río baja limpio y claro, y la pesca se convierte en una actividad tradicional y casi ceremonial.

Trucha a la leonesa

La trucha del Sil es valorada por su sabor delicado y su carne firme, pero también por su simbolismo: representa la conexión del ser humano con el entorno natural. El respeto por los ciclos del río y la herencia culinaria transmitida entre familias. Aunque existen muchas formas de prepararla, la más típica en Laciana es la conocida trucha "a la leonesa"

Esta receta sencilla y honesta consiste en freír el pescado entero, bien limpio y salado, en aceite caliente. Durante los últimos minutos, se le añaden ajos laminados y pequeños trozos de jamón curado, que doran y sueltan su aroma, impregnando el plato de un sabor profundo y muy característico.

Este plato suele servirse acompañado de patatas cocidas o pan de hogaza. A menudo se marida con un vino joven del Bierzo o una sidra local bien fría. Más allá del paladar, comer truchas en Laciana es participar de una costumbre, una manera de vivir el verano desde la autenticidad, el respeto al producto local y el placer de compartir.

Ya sea en una mesa familiar, en una fiesta popular o en el comedor de un hotel rural, las truchas del río Sil siguen siendo hoy, como ayer, un símbolo de identidad gastronómica. Un bocado que resume el alma de esta tierra: sencilla, rica y profundamente ligada a la naturaleza que la rodea.

Idea de receta de trucha del río Sil a la leonesa

Ingredientes

  • 2 truchas frescas, limpias y abiertas en libro
  • Harina (para rebozar)
  • 4 dientes de ajo
  • 100 ml de aceite de oliva virgen extra
  • 1 guindilla (opcional, para darle un toque picante)
  • Sal al gusto
  • Perejil fresco picado (opcional)
  • Limón (opcional, para acompañar)

Preparación

  1. Preparar la trucha. Lava bien las truchas y sécalas con papel de cocina. Salpimienta al gusto por dentro y por fuera.
  2. Rebozar. Pasa las truchas ligeramente por harina, sacudiendo el exceso.
  3. Freír el ajo. En una sartén grande, calienta el aceite de oliva. Añade los dientes de ajo laminados y la guindilla si quieres un toque picante. Fríe a fuego medio-bajo hasta que los ajos estén dorados, pero sin quemarse.
  4. Freír la trucha. Sube un poco el fuego y añade las truchas a la sartén. Fríelas por ambos lados hasta que estén bien doradas y cocidas, aproximadamente 3-4 minutos por cada lado dependiendo del tamaño.
  5. Servir. Coloca las truchas en una fuente o plato, vierte por encima el aceite con los ajos y la guindilla. Espolvorea perejil fresco picado si lo deseas.
  6. Acompañar. Sirve con rodajas de limón para quien quiera añadir un toque cítrico.

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